Diego Gisbert es diseñador e ilustrador gráfico y recientemente ha enfocado su carrera hacia el mundo de los videojuegos. Prueba de su trabajo lo tenemos en «Castlevania: Lord of Shadows» (suyas son las ilustraciones de esta entrevista) uno de los últimos éxitos de Konami que para esta ocasión ha contado con el apoyo de la empresa española Mercury Stream. En MuyPymes hemos querido conocer más de cerca su labor como freelance y cómo es vivir en este terreno en un momento de crisis como el que estamos viviendo hoy en día.
MuyPymes: El freelance… ¿Es más libre o por el contrario, está más atado a su trabajo?
Diego Gisbert: Sinceramente, yo trabajo más horas que cuando lo hacía por cuenta ajena, pero lo hago de manera más flexible y, salvo temporadas muy críticas, no me pesa en absoluto.
MP: ¿Qué es lo que más cuesta a la hora de dar el salto al mundo freelance? ¿Cómo se afronta el dejar por ejemplo una empresa y ponerse a trabajar para uno mismo?
DG: Dar el salto es duro, porque elijes inseguridad frente al confort (ilusorio) de un puesto fijo y una nómina mensual. Posiblemente lo más costoso sea crear una cartera efectiva de clientes y reunir la fuerza de voluntad para decir adiós a la seguridad de algo estable, pero el momento es tan sublime que vale la pena.
MP: ¿Qué conocimientos/habilidades que tiene que tener una persona que quiera vivir exclusivamente de su trabajo como freelance (más allá de los relacionados con su profesión)?
DG: Creo que es esencial el tener inquietud y saber ser versátil, porque es raro que un único tipo de actividad te permita subsistir en condiciones.
Explorar campos afines, saber encontrar clientes, relacionarse con otros profesionales y realizar proyectos comunes más grandes de lo que uno solo podría abarcar son cosas que uno debe tener siempre presentes.
MP: ¿Cómo es la competencia en tu sector? ¿Cuesta hacerse “hueco”?
DG: Es un campo muy trillado, donde hay una gran superpoblación de profesionales, pero no es problema encontrar clientes si ofreces trabajo de calidad.
Abundan clientes, pero la mayoría tienen presupuestos muy limitados y sólo una élite de artistas llega a trabajar para las empresas que realmente pagan en condiciones.
Lo bueno es que una vez llegas a cierto nivel, si mantienes la calidad de tu trabajo, es muy difícil perder un cliente que te considera fiable.
MP: ¿Cómo os afecta el fenómeno social media / promoción en Internet? ¿Qué peso tienen estos fenómenos a la hora de conseguir nuevos clientes?
DG: Internet es una herramienta esencial en el mundo freelance, ya que ofrece herramientas de promoción gratuitas y tremendamente poderosas si uno sabe crear una base de fans, los cuales pueden promocionar tu trabajo de manera exponencial entre sus contactos, creando una versión actual del clásico boca a boca.
MP: ¿Qué es lo que más valoran las empresas?
DG: Depende mucho de la empresa y de su propio nivel de informalidad. Muchas juegan con plazos lo bastante amplios como para cubrirse las espaldas en caso de que algún artista les falle de improviso, así que pueden ser ciertamente permisivos con la puntualidad siempre que la calidad lo compense. S
Si tengo que ceñirme a mi experiencia, la calidad es la baza principal: si eres suficientemente bueno, ni el precio,ni los plazos, importan tanto (pero no dejan de importar, claro).
MP: Cuando hablamos de freelancers, en muchos casos hablamos de una persona que pasa casi toda su jornada laboral en su casa, trabajando a distancia. ¿Se echa de menos ese “contacto humano” que sí que hay en el mundo de las empresas? ¿Cómo se combate ese “hoy no me apetece trabajar”, “lo dejaré para otro día”, en definitiva, la procrastinación?
DG: En primer lugar, el contacto humano es algo cuya ausencia se deja notar mucho incluso para el más solitario de los profesionales.
Muchos lo combaten alquilando un estudio en común o algún otro tipo de espacio de trabajo, lo cual es casi siempre muy positivo.
Por otro lado, la procrastinación es a veces el gran mal de los freelancers, especialmente en los que nos dedicamos a las artes liberales, ya que nuestro estado de ánimo afecta dramáticamente a nuestro trabajo.
Por otro lado, normalmente los que elijen su propia ocupación suelen dedicarse a aquello que les apasiona, así que ese problema, así como la clásica “quemazón” del trabajador, rara vez se hace patente.
Puede sonar raro, pero muchas veces estoy deseando llegar a casa para ponerme a trabajar en alguno de los proyectos que tengo pendientes.
MP. La crisis económica está afectando seriamente a pymes y autónomos de nuestro país. ¿Cómo es la situación en el mundo freelance? ¿Crees que precisamente porque hay crisis las empresas tienden más a externalizar sus servicios?
DG: No puedo hablar mucho más allá de mi propia experiencia. Muchos de mis clientes no son españoles, e incluso la productora para la que desarrollamos en el estudio donde trabajo es de fuera, así que no he notado el efecto de la crísis.
Me consta que no pocos compañeros si lo están pasando mal y han notado negativamente cómo los clientes escasean más que antes y los presupuestos han bajado de manera importante.
MP: ¿Recomendarías a alguien dar el salto al mundo freelance sólo para salir de la situación de desempleo en la que se encuentra?
DG: Rotundamente, sí. Nada sustituye la iniciativa, el bagaje y la autosuficiencia que proporciona el tomar conciencia de que uno sólo debe contar con sus propios recursos.
La capacidad de gestión del tiempo, la agilidad mental y profesional, así como otras habilidades que uno debe desarrollar casi de manera forzosa, resultan beneficiosas durante toda la vida profesional de una persona y seguramente ayudarán a conseguir una posición mejor si alguna vez decidimos reintegrarnos en alguna empresa como empleados.