Pocas semanas antes de su salida a Bolsa, Facebook compraba Instagram por 1.000 millones de dólares. Se dice pronto. Para quienes no la conozcan, Instagram es a día de hoy poco más que una pequeña empresa que ha desarrollando una aplicación que permite tomar fotos con un smartphone, aplicar distintos filtros fotográficos y compartir los resultados tanto en su propia red social, como en otras como la propia Facebook.
Instagram, fundada hace poco más de dos años, tiene una plantilla de menos de 15 empleados, y a día de hoy no produce ningún beneficio ni tiene ningún modelo de negocio que pueda producirlos. La tecnología que emplean no es revolucionaria (hay decenas de aplicaciones que hacen más o menos lo mismo) y tampoco disponen de un genio creativo que esté a la altura de Steve Jobs. Y sin embargo, ha tenido tanto éxito que Facebook ha pagado 1.000 millones de dólares por ella. ¿Qué es lo que hay detrás de esta operación?
Comprando a un posible competidor
Instagram es una empresa muy pequeña, pero tal y como nos cuentan en Open Forum, durante los meses previos a su adquisición, había experimentado un crecimiento exponencial. En abril de este mismo año, la compañía ya resgitraba más de 30 millones de usuarios activos que habían subido a la red más de 150 millones de fotos.
No son números comparables con Facebook, pero tienen el potencial de llegar a serlo. Desde la perspectiva del gigante de las redes sociales, lo único que tenía que hacer era invertir el 1% de su valor en el mercado para deshacerse de un posible gran competidor en el futuro.
Desarrollo de una gran plataforma de contenidos en el móvil
Sin lugar a dudas, todos los expertos y empresas coinciden en señalar que el futuro de Internet pasa necesariamente por los dispositivos móviles. A pesar del éxito de Facebook en el PC, sigue sin convencer a los usuarios a la hora de relacionarse con sus smartphones y tablets.
En este terreno, redes sociales más ágiles como Twitter o otras como la propia Instagram que nacieron directamente en el móvil, parecen haber ganado la batalla. Precisamente la compra de Instagram parece que responde a la necesidad de Facebook por dominar también este sector aunque el cómo lo haga, es otro tema.
Desplazar al resto de la competencia
Compartir fotografías se ha convertido en una de las grandes aficiones de los usuarios de Facebook y de hecho, muchos de sus competidores (incluida la propia Instagram) nacieron con la idea de convertirse en referentes a la hora de compartir fotografías teniendo el móvil como referencia (algunas con millones de usuarios).
Algunas, con la financiación adecuada, podrían haberse convertido en una seria amenaza para la red social de Marck Zuckerberg, pero tras la compra de Instagram, pocos inversores van atreverse a repetir la jugada.
¿Puede ser tu empresa la próxima Instagram?
Aunque tu empresa ofrezca buenos beneficios, amplios márgenes, una base de clientes diversificada y tecnología propietaria que vender a uno de los grandes, resulta bastante complicado que un movimiento de estas características vuelva a repetirse.
Facebook es una compañía única, con necesidades muy específicas. La mayoría de las empresas que pueden estar interesados en comprar la nuestra, nos valorarán de la «forma tradicional». A menos que tengamos el poder para hacer creer a Marck Zuckerberg que podemos acabar con su reinado, deberemos seguir envidiando en secreto a los fundadores de Instagram.