De proseguir la tendencia a la baja (las ventas del comercio minorista bajaron un 11,3% en abril), más de 75.000 pequeños comercios podrían verse abocados a echar el cierre antes de final de año. La previsión más pesimista la hace la Confederación Española de Comercio, que en un comunicado se lamenta de la «prácticamente nula financiación» y pide «medidas de aopyo y dinamización al sector».
«Desde que comenzó la crisis hemos intentado sostener el empleo, pero el comercio de proximidad ha llegado al límite de sus fuerzas», afirma el presidente de la CEC, Manuel García-Izquierdo. Según García-Izquierdo, la contención del consumo «es tan grave» que al sector le «va ser imposible seguir capeando por más tiempo esta situación. El comercio está en caída libre».
Por este motivo, la CEC ha apremiado al Gobierno a adoptar medidas por que generen confianza en el consumidor y dinamicen el consumo. En concreto, ha reclamado un plan que contemple medidas de carácter fiscal, laboral, financiero, de formación, competencia desleal, ahorro energético y de seguridad.
En relación con la liberalización de horarios comerciales, que es «sobre lo que más está incidiendo el Gobierno», García Izquierdo subrayó que «ni es prioritario, ni importante para salvar al sector ni es una demanda de los comerciantes o de los consumidores».