La concepción social del fracaso no es un valor universal, sino que depende de la cultura. Mientras que los profesionales norteamericanos tienen un apartado en su currículum para destacar los fracasos como una experiencia más, por esta zona el fracaso es algo vergonzoso.
«No nos han enseñado a gestionar los fracasos», afirma Jesús Mármol, periodista y asesor personal (coaching), que reivindica que las escuelas de negocios estudien los fracasos en sus asignaturas. El 64% de los emprendedores que fracasan no vuelven a intentarlo.
Por ello, la UOC Business School inició el 22 de marzo el ciclo «Fra_casos oportunos» para dar a conocer oportunidades de negocio mediante el análisis de fracasos empresariales: «Tenemos que concebir el fracaso como una experiencia positiva que forma parte de la evolución natural de un emprendedor para generar valor en la sociedad», explicaba su director, Joan Torrent.
Mármol fue el encargado de abrir el ciclo, y lo hizo defendiendo una cultura positiva del fracaso, que repercute siempre en beneficio de la persona. La segunda parte de «Fra_casos oportunos» consistió en el testimonio de empresarios sobre la quiebra de sus proyectos. El primero en intervenir fue Alexandre Blasi, presidente de Mútua Intercomarcal, miembro del patronato de la FUOC y ex directivo de empresas multinacionales, que lo hizo con un consejo: «Debemos aprender a no dejarnos caer».
Una e las últimas intervenciones fue la de Joan Miquel Piqué, microempresario de Maurilia Knowledge, quien contextualizó su experiencia empresarial basada en un modelo de negocio centrado en el trabajo en red y el uso de las nuevas tecnologías para superar la carencia de estructura.