Hombres y mujeres encaran de distinta forma muchas de las facetas de su vida. Sin embargo, a la hora de ponerse al frente de una empresa, o ocupar una posición de alta responsabilidad dentro de una organización, ¿Somos tan diferentes?
Depende a quién se le pregunte. Si hacemos caso al estudio «La mujer profesional en el Siglo XXI» desarrollado por la red de directivas Womenalia, el 57,5% de las trabajadoras españolas sí que considera que existe un estilo de dirección femenino.
Para los autores de del estudio, las mujeres tienen un estilo de dirigir «práctico, participativo y directo, que favorece la colaboración entre el líder y el subordinado». Además, afirman que se trata de una forma de dirigir en la que se apuesta por la gestión del talento humano, que saca «lo mejor de cada trabajador».
En cuanto a la forma de dirigir de los hombres, las mujeres opinan que se trata de un tipo de dirección en el que prima «la competitividad y el éxito personal» y está enfocado a corto plazo. Pese a considerar los estilos distintos, la gran mayoría de las mujeres trabajadoras considera que el estilo de liderazgo femenino y el masculino son complementarios y, por lo tanto, deberían estar presentes a partes iguales en la empresa.
Además, consideran que la convivencia de ambos favorecería la igualdad de oportunidades pese a que en la actualidad el 40,6 por ciento de las mujeres que trabajan por cuenta ajena (56 por ciento) afirman que la presencia de mujeres en altos cargos en sus empresas es nula o inferior al 25 por ciento.
De este modo, señalan que las barreras con las que las mujeres se encuentran a la hora de escalar puestos son el tiempo de dedicación al puesto (25,8 por ciento), las dificultades para conciliar (30,2 por ciento), la desigualdad de género (30,5 por ciento) y la falta de promoción interna que hay en las empresas (32,5 por ciento).
Así, algunas propuestas concretas que realizan para eliminar dichas barreras son la implantación de medidas reales para la conciliación de la vida familiar y profesional (teletrabajo o guarderías corporativas), mayor flexibilidad horaria laboral, jornadas de trabajo europeas, trabajo por objetivos y valoración por resultados, así como la mayor implicación de los departamentos de RR.HH. en el momento de detectar talento.