Como era de esperar, el barómetro del Centro de Investigaciones Sociológicas (CIS) correspondientes al pasado mes de enero, muestra que el paro sigue siendo la principal fuente de preocupaciones para los españoles. Concretamente, el paro se sitúa como principal problema para el 88,3% de los encuestados, 1,2 puntos más que en diciembre.
En el segundo lugar repiten los problemas económicos, citados en el 53,7 por ciento de los cuestionarios, y anotándose una subida de más de tres puntos.
La preocupación por la corrupción y el fraude ha experimentado un fuerte aumento en enero. Concretamente, ha subido más de seis puntos, doblando su cota de diciembre y se ha colocado como el cuarto problema nacional,
Esta encuesta, se basa en 2.480 entrevistas realizadas entre los días 4 y 15 de enero, un trabajo de campo que coincide en el tiempo con los ecos mediáticos de casos relevantes como el juicio contra el expresidente valenciano Francisco Camps por la ‘causa de los trajes’ desgajada del ‘caso Gürtel’, las noticias sobre el proceso sobre el expresidente balear Jaume Matas, la investigación al Instituto Nóos que dirigía el yerno del Rey, Iñaki Urdangarín , o las acusaciones de un empresario gallego contra el exministro socialista José Blanco.
La clase política y los partidos continúan como tercer problema, un puesto que ocupan ininterrumpidamente desde febrero de 2010, aunque su porcentaje baja dos puntos respecto a diciembre. La «sorpresa» del barómetro del enero aparece en el cuarto lugar del ‘ranking’ de problemas que, por primera vez, lo ocupan la corrupción y el fraude, que cosechan un 12,3 por ciento de menciones, más del doble del 6 por ciento que sumaban tan solo un mes antes.
Con respecto a 2012, la mayoría coincide en señalar que casi todo irá a peor, con la excepción de la lucha antiterrorista. Así, los que se creen que el paro irá a peor (46,7%) doblan a los que creen que mejorará y lo mismo pasa con la inseguridad ciudadana, la educación y las pensiones que suscitan malos augurios al entorno del 41% de los consultados.
Pese a todo, la mitad de los encuestados dice compartir que «hay que sacrificarse en el presente pensando en el futuro», uno de cada cuatro considera que «el futuro es tan incierto que es mejor vivir al día» y cerca del 20 por ciento defiende que «hay que confiar en el futuro porque al final las cosas salen bien».