La crisis ha supuesto el fin de una «época dorada» en la que los ejecutivos viajaban en Business y se alojaban en los mejores hoteles. Se han acabado las dietas suntuosas, las llamadas de teléfono interminables a cargo de la empresa y un sin fin de pequeños lujos que se «colaban» como «gastos de representación».
Por un lado, tecnologías ya consolidadas como la videoconferencia, se abren paso a marchas forzadas en cada vez más centros de trabajo. Se ahorran así costes y se evitan desplazamientos innecesarios. Pero cuando se producen, las empresas ya no miran con malos ojos contratar hoteles más modestos y las tres estrellas comienzan a ser percibidas como sinónimo de cierta calidad.
Esto ha provocado que muchos hoteles de gama media comiencen a interesarse por el cliente empresarial, ofreciendo servicios más adaptados a las necesidades de este tipo de clientes, apostando además por paquetes y tarifas reducidas.
«Hemos retomado conversaciones con muchas empresas que antes sólo contrataban hoteles de cuatro estrellas. Hablo de farmacéuticas, pymes y varias marcas comerciales con las que antes era impensable trabajar», comenta Cristina Gómez, directora del hotel Campanile de Alcalá de Henares (Madrid).
Esta cadena del grupo internacional Louvre Hotels Group, que en España regenta establecimientos de tres estrellas, ha visto crecer su segmento business en los últimos años. En 2009, el 30% de sus clientes eran ejecutivos. Este año han superado la cifra del 41%.
La política de viajes de las empresas ha cambiado, según Louvre Hotels Group, aunque en la compañía reconocen que las buenas tarifas no son el único requisito que cuenta a la hora de elegir alojamiento.
«Los hoteles deben cumplir con unos servicios mínimos garantizados, entre los que destaca un buen acceso a Internet, un servicio de restauración de calidad, climatización en las habitaciones y buena comunicación con los centros de negocio», explica Gómez. Puesto que de trabajar se trata, muchos clientes valoran también otras comodidades extra como un escritorio amplio en las habitaciones en el que poder trabajar.
Según apunta el director del hotel Campanile de Málaga, Julio Martínez, «los ejecutivos medios de las grandes empresas, que antes se alojaban en establecimientos de más categoría, son ahora clientes asiduos de los hoteles de tres estrellas». Por parte de las pymes, acuden muchos administradores, gerentes y jefes de área. «Buscan buenos servicios a precios normales. Ahora comparan más la relación calidad-precio», añade.