La propuesta de agrupar los días festivos, o trasladarlos a viernes y lunes, comienza a ser bien recibida por las grandes empresas. Según se indica en un estudio desarrollado por la escuela de negocios ESCP Europe, más de la mitad de las grandes empresas opinan que esta medida ayudaría a aumentar la productividad, al evitar que se produzcan grandes puentes como el de la Constitución y la Inmaculada.
Esto no quiere decir que se muestren partidarias de reducir el número de días festivos. Más bien, consideran que de lo que se trata es de diseñar una mejor organización que no provoque «parones» de actividad, al considerar que genera una imagen «negativa» de España en el exterior.
Así, creen que la crisis es el mejor momento para reestructurar el calendario laboral e incluir modificaciones con vistas al próximo ejercicio, garantizando el pleno rendimiento de las empresas con independencia de la época del año. Sin embargo, más del 40% de los directivos de recursos humanos encuestados afirma que el calendario español está «bien» tal como está y no es necesario cambiarlo, sino realizar un mejor reparto del trabajo, vinculándolo no tanto a las horas trabajadas, como a la productividad y a los resultados.
En concreto, el estudio apunta que el 70% de las compañías estaría de acuerdo en poner en marcha esta medida, siempre y cuando el salario base garantice un mínimo que permita al profesional vivir en las épocas difíciles, mientras que el 8% de las empresas no valoran positivamente la medida al considerar que generaría tensión y mal ambiente entre los empleados.