Una librería “ejemplar” según The Economist… ejemplar por las dificultades burocráticas que ha encontrado el propietario del negocio para abrir las puertas de este establecimiento, en Madrid. El prestigioso medio económico se hace eco de los tres años que ha tenido que esperar el empresario hasta obtener las licencias pertinentes para poder empezar a funcionar.
Es una manera de demostrar los más que necesarios cambios estructurales que es necesario llevar a cabo en nuestro país para favorecer la creación de más empresas y promover el espíritu emprendedor. El comercio en cuestión se llama ‘Tipos Infames’ y es descrita por la revista como “una fina librería en el centro de Madrid, dirigida por tres jóvenes amigos y llena del tipo de libros que siempre quisiste leer, hasta que el trabajo y los niños se interpusieron en el camino. Conscientes de que el intelecto necesita estímulo suave, los dueños te engañan con un café fuerte y generosos vasos de vino español. Y se cita a uno de los fundadrores “Curro” Llorca, explicando que son tiempos difíciles para llevar un negocio, pero que les va aceptablemente”.
Luego The Economist detalla los problemas que tuvieron para montar la librería: “Curro y sus amigos necesitaron tres años para poder abrir. Tuvieron obtener una montaña de distintos permisos, uno para vender libros, un segundo para vender café y un tercero para vender vino. El ayuntamiento les dijo que no se preocuparan y aconsejó a Curro que abrieran sus puertas mientras esperaban los trámites. Pero los empresarios en ciernes se preguntaron qué harían si la policía se presentaba.” Una más que evidente muestra de que España y su burocracia deben cambiar.
Para The Economist: “cada gobierno reformista de Europa se enfrenta a diferentes obstáculos, pero España es un caso típico de todos ellos en el sentido de que las radicales reformas estructurales implican reescribir el contrato social. Ahora mismo el generoso salario de muchos de los puestos de trabajo protegidos de España están sosteniendo a familias enteras de cónyuges desempleados y niños adultos. Desguazar las miles de reglas burocráticas no solo haría más eficiente la economía, sino también reformaría las relaciones entre el gobierno y los ciudadanos”.