El 72,3% de los establecimientos de alimentación ofrece productos de “marcas blancas”, según un estudio del Ministerio de Medio Ambiente, Rural y Marino, a través del Observatorio del Consumo y la Distribución Alimentaria. En los hipermercados y grandes supermercados el porcentaje se eleva al 100%, mientras que en los mercados de abastos disminuye al 10%.
El motivo es que estos comercios, con marcas de distribuidor, llegan así a otro tipo de clientes con diferentes necesidades en la compra, especialmente en momentos en los que la crisis económica aprieta. La principal diferencia radica en que el hipermercado apuesta más por este tipo de referencias frente al mercado de abastos, que suele contar con más diversidad de marcas y no tanto con estos etiquetados “blancos”.
El grado de implicación del punto de venta en relación con las marcas propias que comercializa varía según el canal de compra. Así el 19,8% de los profesionales que ofrece marca de distribuidor, participa en el proceso de fabricación y elaboración de la marca, el 51,0% compra a terceros y el 29,2% combina ambas opciones, participación en el proceso y compra a terceros. Además, los distribuidores se muestran bastante satisfechos con las empresas que les fabrican sus marcas propias a las que otorgan una puntuación notable de 7,16 sobre 10.
El tipo de acuerdo que mantienen con los fabricantes de etiquetas de distribución, en la mayoría de los distribuidores (62,0%) son a medio plazo, y hasta un 85,5% en hipermercados. Sólo un 28,5% se rige por acuerdos puntuales y un 9,5% se suscribe a acuerdos a corto plazo.