Cuando las noticias negativas se suceden y la incertidumbre flota en el ambiente, el mantener el puesto de trabajo contra viento y marea, se ha convertido en la principal de las preocupaciones de los trabajadores españoles. Sin embargo, vivir en un permanente estado de ansiedad de pensar constantemente «¿Qué pasará con la empresa?» no es precisamente la situación ideal.
Por este motivo, si piensas que tus trabajadores no deberían tener nada de lo que preocuparse, no estaría nada mal aplicar algunas lecciones de motivación, impartidas en plena crisis económica. Entre los puntos que podemos tocar, destacamos los siguientes:
Comparte tu visión
Si todavía no lo has hecho, compartir tu visión de empresa con tus empleados es algo que deberías hacer. Alinear a tus trabajadores con los objetivos generales y concretos de la empresa, hacerles saber qué es lo que queremos conseguir, etc, nos ayuda a crear equipo a, si queremos decirlo así, a «compartir una causa común».
Feedback
Es cierto que a veces tenemos que hacer notar a un trabajador que ha cometido un error, o que debería hacer las cosas de otra manera. Pero sin embargo, ¿Le felicitamos cuando hace algo realmente bueno y destacable? ¿Le damos las gracias cuando ha sabido sacarnos de un atolladero del que no veíamos la salida? Todos necesitamos sentirnos importantes, y todos necesitamos que nos lo hagan saber.
Desarrollo de carrera
Una de las cosas más desmotivante para cualquier empleado es «verse atrapado» en el mismo puesto, con las mismas responsabilidades, acometiendo idénticas tareas y un mismo salario año tras año. Si bien es cierto que quizás este año no sea el ideal para aumentar los sueldos, también lo es que hay muchas formas de recompensar el esfuerzo de nuestros empleados, y una de las más eficaces es otorgándoles el espacio que necesitan para desarrollar su carrera, ya sea encarando nuevos proyectos, ya sea ascendiendo a una posición de más responsabilidad.
Política de puertas abiertas
Si mantenemos una política de secretismo, «oscurantismo», en la que nadie sabe nada, los empleados van a temerse siempre lo peor. Aunque es cierto que hay cosas que debemos mantener a buen recaudo, no hay ninguna razón que nos impida mantener una política puertas abiertas, en la que los empleados formen parte de la conversación.