Cada día desaparecen en España 121 pymes más de las que se crean, según un informe publicado por Informa D&B y Axesor. Concretamente, de enero a junio de este año han visto la luz una media de 256 sociedades mercantiles nuevas cada día… pero paralelamente han echado el cierre 377 empresas diarias.
Tras esta agridulce realidad está el descenso de las ventas, una bajada del volumen de negocio y los retrasos en los cobros, la morosidad, como principales motivos de la alta mortalidad de las pymes españolas. Por ello, es importante que, en la medida de lo posible, estos negocios se aprieten el cinturón de forma que puedan aguantar lo más posible el chaparrón. ¿Cómo hacerlo? Elaborando un plan de mejora de rendimiento: analizar los gastos para reducir aquellos que sean superfluos o prescindibles.
El primer paso es sentarse y estudiar las cuentas de la empresa, ver en qué se gasta, las partidas presupuestarias, de forma que se compensen con los menores ingresos que se están obteniendo. Es mediante este análisis cuando se podrá ver que existen algunos gastos superfluos que son totalmente prescindibles y que están condicionando la supervivencia del negocio.
Los enfoques posibles para llevar a cabo esos recortes tan necesarios van a depender del sector, tamaño, sistemas de gestión, tecnologías, clima laboral y estilos de dirección de cada empresa en concreto, así como de la urgencia de la intervención en función del nivel de deterioro. En base a todo ello, podremos meter la tijera en varias partidas: disminuir los costes derivados de la estructura de la empresa, recortar costes directos o bajar los gastos financieros que derivan de la actividad. ¡Tomamos notan!
- Reducción de gastos de estructura:
– Análisis de gastos de personal indirecto por áreas de gestión: compras, producción, ventas, administración…
– Análisis de sensibilidad de la cuenta de explotación a distintos niveles de gastos según su naturaleza.
– Comparación con la estructura de gastos de otras empresas del sector.
– Presupuesto base cero.
– Subcontratación de servicios.
– Rediseño de puestos y ajuste de plantilla.
- Disminución de costes directos:
– Rendimiento de materias primas y auxiliares.
– Análisis de valor.
– Revisión de contratos con proveedores.
– Aplicación de nuevas técnicas de producción.
– Reducción de stocks.
- Recorte de los gastos financieros:
– Ajustes en el fondo de maniobra
– Cash Management (fechas valor, descubiertos y descuentos de papel).
– Optimización del activo circulante (stock, excedentes de tesorería, gestión de impagados).
– Optimización del pasivo circulante (negociación con proveedores, revisión de condiciones bancarias, etc.).
Estas estrategias se verán especialmente en aquellas empresas en las que se ha descuidado su gestión, aquellos casos en los que llevan más de cinco años sin poner en marcha un plan de mejora de rendimientos. Las reducciones de los gastos en estos casos pueden estar entre el 10 y el 15% del volumen total.