Ser y ejercer como emprendedor no es tarea fácilmente, especialmente con la situación en contra. Si bien este tipo de personas se caracteriza por ser creativas, inquietas, activas y con espíritu de crecimiento personal y profesional, deben estar hechos de una pasta diferente para triunfar en el mundo de los negocios, donde en ocasiones nada es lo que parece.
Así, más allá de la tradicional disyuntiva de si el emprendedor nace o se hace, aquel/aquella que estén planteándose crear su propia empresa y regir los destinos de su trayectoria profesional con todas las consecuencias, debe ser consciente de una serie de verdades a las que hará frente, sino hasta el resto de sus días, hasta el fin de sus días como empresario. Son siete. Siete retos que afrontará el emprendedor para que su proyecto triunfe.
Presta atención a todos ellos, aunque alguno pueda parecer prescindible. Ninguno de ellos los es y siempre será bueno proyectarse en estos puntos y cuestionarse hasta qué punto estás más tendente del sí que del no, o al revés, y el porqué.
Acostumbrarse a vivir en una certidumbre constante.
Por muy bien que parezcan ir las cosas, en un determinado momento puede suceder algo, un cambio en el mercado, en los hábitos del consumidor o cualquier intervención de un agente externo, que de la vuelta a todo lo que estamos haciendo. Hay que estar siempre alerta, en vigilancia, y no sería de extrañar que más de una noche la empresa te robe el sueño.
Prepararse para asumir decisiones –fáciles y complicadas- y los riesgos que ellas conllevan.
Ahora eres el jefe, el que manda, y tú llevas el timón del barco. De tu parecer dependerá el camino que lleve el negocio, así que has de ser valiente y muy analítico. Estudiar cada decisión que consideres que haya que tomar, con sus pros y contras. Si erras, aprende de esos errores y también crecerás con ello.
Gestionar bien la relación entre el éxito y el fracaso.
La línea que separa el cielo del infierno es más delgada de lo que pensamos. Hay que saber ganar… y también perder, sobreponerse a los baches y aprender de las equivocaciones que se hayan podido cometer. En los buenos momentos, siempre es importante ser previsor, por si llega un descenso del volumen de negocio, por ejemplo.
Tener intuición y olfato para los negocios.
Esta cualidad –más que reto –es intangible pero sí versa sobre la capacidad de las personas para saber detectar una oportunidad o amenaza y gestionarla adecuadamente. ¿Se nace con ella… o se adquiere con la práctica? En Muy Pymes aconsejamos conocer a fondo nuestro negocio para que no se nos escape ningún indicativo tanto para bien como para mal. Como señalábamos anteriormente, hay que estar alerta para detectar posibles problemas o futuribles oportunidades.
Equilibrio entre realismo y ambición al definir objetivos.
Como dice un refrán popular, «ni calvo ni con tres pelucas». Es decir, hay que establecer unas metas que sean realistas, accesibles, nada de imposibles. Eso sí. igualmente hay que mostrarse exigente con lo que queremos alcanzar. En el equilibrio está la virtud, emprendedores.
La soledad, un compañero de viaje muy frecuente.
Salvo que inicies tu empresa con un soci@ o con varios, el camino del empresario es arduo y en no pocas ocasiones la soledad se instala como compañero de oficina… y de vida. Esto se debe al tiempo que hay que dedicarle al negocio, sobre todo en los comienzos, hasta que ya empiece a rodar por sí solo. Paciencia. Una vez el proyecto se consolide, delega. En la delegación de funciones estará tu poca o mucha vida social fuera de la oficina.
No dejarnos caer en los frágiles brazos de la (buena o mala) suerte.
En los negocios, la suerte no es más que una excusa. Solo servirá el esfuerzo y el trabajo, el tesón y el coraje para sacar adelante la iniciativa que tanto tiempo llevas acariciando. Por eso, fuera las excusas y, si tienes ese arrojo e ímpetu, si ves claro un concepto de negocio, adelante, y lucha por él. Cuando lleguen los números positivos a la cuenta de resultados, desde el momento en el que la plantilla empiece a crecer y necesites nuevas instalaciones, la recompensa compensará con creces los sacrificios.
Estos son, grosso modo, algunos de los retos a los que nos veremos expuestos en el paso de emprendedor a empresario y debemos ser conscientes de que suelen ser una tónica general en la vida de gestor de todo negocio.
Sea como fuera, si dudas sobre si emprender por cuenta propia o no, existen servicios de atención a personas que tienen un proyecto empresarial. Por sus numerosos recursos y el apoyo que brinda tanto a los que empiezan como a los que ya se embarcaron en esta aventura, destacamos en esta ocasión la Dirección General de Política de la Pequeña y Mediana Empresa (DGPYME)
DGPYME cuenta con servicios de asesoramiento y programas de apoyo a emprendedores, una red de puntos de puntos de tramitación empresarial y asesoramiento sobre financiación, entre otros muchos. En su web podemos encontrar además un interesante fondo documental y acceder a cursos online sobre gestión empresarial.