1. Elegir una franquicia a tu medida
Todos estamos más o menos de acuerdo en que las grandes franquicias, aquellas que son conocidas en todo el mundo y gozan de una gran popularidad, son a priori una apuesta «más segura» que aquellas otras de las que apenas hemos oído hablar.
No sólo por sí mismas tienen una capacidad mayor para atraer clientes (que no de producir beneficios), sino que suelen ofrecer un mejor servicio de soporte y asesoramiento técnico. Sin embargo, la otra cara de la moneda nos cuenta que estas grandes franquicias suelen ser mucho más costosas y exigentes por lo que puede que nos cueste más rentabilizar los primeros años.
2. ¿Cuánto tenemos que invertir?
Conocer desde el primer momento cuánto nos puede costar la inversión inicial en nuestra franquicia va a delimitar nuestras opciones, y nos va a situar de una forma mucho más realista en el mercado. Franquicias gigantes como McDonald’s pueden suponernos una inversión inicial de más de un millón de euros, mientras que otras más «modestas» y poco conocidas para el público general pueden salvarse con una inversión de poco menos de 10.000 euros.
3. Conoce las condiciones
Más allá de la inversión inicial, muchas franquicias suelen ponernos como requisito que compremos nuestros suministros a proveedores determinados, que suelen obtener un trato de exclusividad.
Esto por un lado nos puede beneficiar, porque nuestra franquicia puede haber llegado a acuerdos con los proveedores para que los suministros no salgan más económicos pero, si este no fuese el caso, nos podemos ver atados a un proveedor que no nos convence y que nos impone precios más altos que los de la competencia.
4. Asegúrate que eres «el dueño» de tu barrio
Una de las peores cosas que nos pueden ocurrir como franquiciados es descubrir cómo, seis meses después de abrir nuestros negocio, abre otro de la misma franquicia apenas unas calles más allá, en nuestro mismo barrio.
¿Cómo podemos prevenirlo? La única «receta mágica» es escoger una franquicia que nos otorgue un trato de exclusividad para nuestra zona, asegurándonos que seremos los únicos que podrán abrir bajo su marca. Otra solución es que en caso de que la franquicia planee abrir más establecimientos en nuestra «zona de influencia» tengamos un trato preferencial y se nos ofrezcan planes de expansión a nuestra medida.
5. Leer la letra pequeña
Aunque una buena parte de las franquicia suelen exigen a sus franquiciados un porcentaje de sus beneficios mensuales, algunas son tan abusivas que en sus cláusulas pueden llegar a exigir hasta el 50% de todas nuestras ganancias. Y otras, incluso más retorcidas, pueden exigirnos que contribuyamos con el presupuesto anual de la compañía en comunicación y marketing.