Aunque los premios económicos o los bonus representan una de las principales herramientas de motivación que tienen a su disposición las empresas, muchas pymes no pueden permitirse grandes partidas presupuestarias en este terreno.
Esto no quiere decir, ni mucho menos, que tengan que renunciar a implementar estrategias de motivación para sus trabajadores. Apostar por una mayor conciliación entre la vida personal y laboral o ofrecer más días de vacaciones por cumplir objetivos son quizás más valorados que un salario mayor.
1. Apostar por la flexibilidad horaria
Permitir que nuestros trabajadores puedan acceder a una mayor flexibilidad horaria es un gran incentivo para mejorar su productividad. Flexibilidad horaria no quiere decir que se trabajen menos horas al cabo de la semana, sino que los empleados sean capaces de gestionar su horario laboral de forma responsable, compaginando el trabajo que desarrollan en la oficina con el que realizan en su casa. Sin embargo, teniendo en cuenta la naturaleza de los distintos puestos de trabajo, hay que tener en cuenta una serie de factores
Determinar las personas a las que se les puede ofrecer un horario flexible
No todas las personas son igual de productivas, ni todas tienen el mismo grado de compromiso con su trabajo y la empresa. La flexibilidad horaria debería ser un reconocimiento al trabajo bien hecho.
Definir unas «reglas del juego» universales
Cuando definimos una política de flexibilidad horaria, debemos ser capaces de establecer un marco común que se ajuste a las necesidades de la mayor parte de los empleados. Es importante que este marco sea respetado, y que en la medida de lo posible se cuenten con sistemas (ya sean informáticos o de otro tipo) que permitan vigilar su grado de cumplimiento de modo que no se produzcan abusos sobre el sistema.
2. Beneficios sociales
Algunas empresas suelen ofrecer a sus empleados seguros médicos, planes de pensiones y otro tipo de beneficios que por su alto coste económico no están al alcance de muchas de las pymes de nuestro país.
Como explicábamos al principio de este artículo, esto no quiere decir que no podamos ofrecer ningún tipo de beneficio social. Por ejemplo, podemos llegar a acuerdos de colaboración con centros deportivos y gimnasios de nuestra ciudad, incentivar a nuestros empleados con cheques de descuentos en restaurantes, o incluso ofrecer días de vacaciones extra a aquellas personas que hayan conseguido cumplir un objetivo ambicioso.
Algunas empresas son incluso más originales, y premian el esfuerzo de sus trabajadores regalándoles tarjetas-regalo para establecimientos como «El Corte Inglés» o «Fnac» o incluso les permiten disfrutar de un fin de semana de relax total en una casa rural que corre a cuenta de la empresa.
3. Involucrar a los trabajadores
Uno de los axiomas que no nos conviene olvidar es que al fin y al cabo, nuestra empresa es un equipo de personas que lucha por conseguir un objetivo común. En demasiadas ocasiones las empresas fracasan al convertirse en una suma de individualidades, en las que cada uno libra su propia batalla, cuando no intenta perjudicar directamente a sus colegas de profesión.
Uno de nuestros principales objetivos como gestores debe ser precisamente, ser capaces de desarrollar ese espíritu de equipo. Para ello podemos emplear un día laboral para organizar actividades de team building, trasladando a todo nuestro equipo a un entorno diferente. Actividades como el Paintball, el descenso de rápidos o simplemente el senderismo, fomentan el espíritu de equipo y aumentan la motivación de nuestros trabajadores.
4. Incentiva a tu equipo
Del mismo modo que implantamos un sistema de incentivos para nuestros trabajadores, también resulta más que recomendable implementar este tipo de gratificación a nivel grupal, de modo que sea todo un equipo el que se involucre en la consecución de un objetivo común.
Cuando se establece un objetivo «grupal» resulta más sencillo alinear el trabajo realizado con aspectos críticos de la estrategia de la empresa y quizás por este motivo, la recompensa a recibir debería ser mayor.
5. Preocúpate seriamente por la salud de tus empleados
Para una pyme, la baja por enfermedad de uno de sus empleados es un problema. Mientras que en una gran empresa una baja puede ser cubierta con relativa facilidad, las cosas cambian bastante cuando hablamos de microempresas.
En este sentido, toda inversión que realicemos por proporcionar un ambiente de trabajo saludable, preocupándonos por ofrecer una buena iluminación, espacios de trabajo ergonómicos, etc. estará sobradamente justificada. Además, contar con una buena mútua que controle regularmente la salud de nuestros trabajadores e implantar una política activa de prevención de riesgos laborales son dos factores que no podemos pasar por alto.