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Viernes, 22 Noviembre 2024

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10 trucos para sobrevivir a tu viaje de negocios

No siempre es fácil sobrevivir a un aeropuerto. Largas colas, controles de seguridad eternos, viajes que se retrasan inexplicablemente, cancelaciones de última hora… Volar se ha convertido en una experiencia desagradable para muchos viajeros.

Sin embargo, esto no tiene por qué ser siempre así y si le echamos un poco de imaginación, podemos conseguir que nuestra estancia aeroportuaria no sea tan traumática. ¿Quieres saber cómo? No te pierdas este artículo. 

10. Evitar las comidas durante el vuelo

Reconozcamos lo evidente: comer en los aviones ya no es lo que era. No sólo porque ahora tenemos que pagar por una comida que antes nos servían de forma gratuita (o al menos se incluía en el precio del billete) sino que además la calidad de la misma deja mucho que desear. Tanto si realizamos un viaje corto, como si nos vemos obligados a realizar un viaje transocenánico, se trata de un gastos que sencillamente no merece la pena.

Más en el segundo de los casos (viaje transoceánico), ya que podemos aprovechar el tiempo para intentar dormir sin interrupciones y llegar a nuestro destino con algo menos de jet-lag.

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9. Aprovecha la comodidad de las salas VIP

Vuelos cancelados, retrasos de horas, incidencias meteorológicas… son viejos conocidos de los aeropuertos de todo el mundo. Antes que pasar todas esas horas paseando por sus interminables pasillos, ¿por qué no pasar el tiempo en la comodidad de las salas VIP que ofrecen la mayoría de las compañías aéreas?

Aunque en teoría sólo están reservadas para viajeros Business o aquellos otros que son socios de los distintos clubs de las aerolíneas, la mayoría permite comprar «pases» por un día, que podemos aprovechar en esos viajes en los que parece que todo va mail y nunca vamos a despegar.

8. No factures no equipaje ¡Envíalo por correo!

Las maletas están en el punto de mira de todas las compañías aéreas. Prácticamente todas urden estrategias por cobrarnos por su peso, su tamaño, su número…¿qué será lo próximo? ¿cobrarnos por su color? En Lifehacker nos proponen una alternativa que aunque a muchos puede sonarles a algo completamente descabellado, si se mira de cerca es más que interesante: enviar el equipaje por correo. 

Si tenemos una dirección en nuestro destino y necesitamos transportar varios bultos pesados, servicios como los que proporcionan FedEx y otras empresas de mensajería urgente nos pueden resultar más económicos que pagar el sobrepeso que deberíamos afrontar en el aeropuerto. Evidentemente, no es un servicio a usar siempre, pero en esta publicación calculan que, a partir de 3 maletas o en su defecto 50 kilos de peso, esta alternativa ya es rentable. 

Además del precio, esta alternativa nos ofrece otros privilegios: en primer lugar no tendremos que llevar nosotros el equipaje (lo recogen en origen y lo entregan en destino) y en segundo, tendremos una cobertura mucho mayor en caso de extravío o daños.

7. ¿Necesitas facturar material especialmente delicado? ¡Añade una pistola!

Este es un truco que han estado utilizando fotógrafos profesionales de todo el mundo durante años. Si necesitamos facturar material especialmente sensible y delicado (un complejo equipo fotográfico) necesitamos hallar un método para asegurarnos de que va llegar en perfectas condiciones.

¿Cómo conseguirlo? Según la IATA si facturamos un arma de fuego (incluso una de fogueo) debemos declararla en la aduana. Esto que en principio es un fastidio, no lo es tanto cuando desvelamos que las mismas leyes estipulan que el equipaje que incluya un arma de fuego debe ser tratado con especial «mimo» y «dedicación», encontrando un espacio dedicado en la bodega del avión. Esto nos asegura que nuestro equipo no sólo no sufra ningún daño, sino que llegue en perfectas condiciones.

Además, no es necesario que nos hagamos con un rifle de asalto, e incluso con una pistola de fogueo de 50 euros obtendremos los mismos resultados.

 


6. La bolsa ideal para tu portátil

Como sin duda todos ya sabréis, uno de los innumerables controles adicionales que deben sufrir los viajeros es el de sacar el portátil de su funda para que los esforzados oficiales se aseguren de que no es una bomba nuclear.

Esto que en sí mismo es un despropósito, puede ser incluso peor si llevamos nuestro portátil en una bolsa de difícil apertura o en la que cueste extraer el equipo con facilidad. Y es que lo peor que nos puede pasar es que el nerviosismo del personal del aeropuerto vaya en aumento porque tardamos más de la cuenta en «cumplir con nuestros deberes» como buenos ciudadanos.

5. Usa una lista de control

A menos que nos pasemos metidos en un avión más de 200 días al año (imitando al pobre George Clooney en «Up in the air») probablemente siempre habrá algo que se nos escape: la bolsa de plástico en la que debemos de transportar los líquidos, no llevar botas (nos las tendremos que quitar), no meter nada metálico en la maleta de mano… etc. 

Las autoridades han convertido el hecho de pisar un aeropuerto en una experiencia tan desagradable que sólo podremos mejorarla un poco si nos decidimos a ser previsores. En este sentido, nada mejor que contar con una lista de control en la que detallemos todos los pasos, procedimientos y requisitos indispensables a los que nos tendremos que enfrentar durante nuestro viaje. Una vez listos, nuestro tránsito por ese «valle de lágrimas» seguramente será más sencillo.

4. Localiza tu «estación de recarga»

Hoy en día, quien más quien menos va cargado de gadgets electrónicos cada vez que viaja. El ordenador portátil, el smartphone, el reproductor MP3, el iPad… el querer estar siempre conectados tiene un precio. Y claro, no es extraño que de repente el gadget que más necesitemos utilizar en un momento determinado, se haya quedado sin batería. ¿Dónde podremos enchufarlo?

Muchos aeropuertos disponen de enchufes en bares y restaurantes, pero últimamente tienden a ocultarlos, ya que temen que ocupemos sus mesas «para siempre». No obstante un poco de investigación previa en la Red puede ofrecernos buenos resultados. En el peor de los casos, siempre podemos mirar detrás de las máquinas de las máquinas expendedoras: suele haber un enchufe libre.

 


3. Un asiento para estirar las piernas

¿Cuál es el asiento más cómodo del avión? Depende de varios factores, como por ejemplo lo que puedas pagar por él. Sin embargo,  teniendo en cuenta que lo habitual es viajar en clase turista, las opciones que tenemos de hacerlo de forma confortable son bastante reducidas. Si tenemos la opción de elegir nuestro sitio, lo mejor es optar por las salidas de emergencia, espacio en el que podremos estirar las piernas todo lo que queramos.

Si esto no fuera posible, el mejor sitio sin lugar a dudas es el asiento del pasillo, sobre todo si el trayecto es largo. No sólo porque tendremos más libertad de movimientos, sino porque podremos estirarnos sin molestar a los vecinos de al lado 🙂

2. Mejora la identificación de tu maleta

Todas las maletas son iguales. Mismos colores, mismos tamaños…incluso la mayoría se basa en el mismo sistema de identificación: una tarjetita escrita con bolígrafo que debemos de leer a toda prisa mientras la maleta recorre un inexorable camino en la cinta transportadora. ¿Por qué debemos vivir con esta angustia? ¿No resulta mucho más práctico identificar nuestra maleta de una forma realmente llamativa? 

Si eres reacio a «manchar» tu maleta con una pegatina o algo similar, podemos optar por métodos mucho menos invasivos, como por ejemplo, estas bonitas cuerdas fluorescentes que os mostramos en la imagen superior.

1. Encuentra Wi-Fi

¿Es posible encontrar una red Wi-Fi decente en un aeropuerto? Aunque la respuesta natural que se nos ocurre es «No», hay algunas cosas que podemos tener en cuenta para por lo menos, no pagar más de la cuenta. En primer lugar, debemos huir de todas esas supuestas redes gratuitas que se anuncian en nuestro ordenador como «Free Wi-Fi», porque básicamente son un refugio de scammers que quieren reventar la seguridad de nuestros equipos.

En segundo lugar, hay que tener en cuenta que compañías como Telefónica disponen de decenas de hotspot en lugares públicos, que pueden ser utilizados de forma gratuita por clientes que cumplen algunas condiciones, como por ejemplo, tener un iPhone. En tercer término, si somos viajeros frecuentes, siempre podemos investigar que compañías ofrecen Wi-Fi de pago en la mayoría de los aeropuertos que solemos utilizar. Si apostamos por un contrato largo, podemos conseguir tarifas por unos 10 ó 20 euros al mes.

Por último, podemos hacer uso de programas como iStumbler para Mac o NetStumbler para Windows que nos van a facilitar enormemente la tarea de encontrar redes Wi-Fi, estemos donde estemos, detectando incluso aquellas que nuestro PC normalmente no haría.


 

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