El forense digital Stroz Friedberg a través de una auditoria de 23 folios ha llegado a la conclusión de que el coche que recorría las calles de medio mundo tomando fotos de los edificios para el servicio Google Street View recogía y almacenaba datos de las redes WiFi no seguras que encontraba por su camino, descartando automáticamente las redes encriptadas.
Actualmente varios son los países europeos que investigan los datos privados recolectados por Street View, entre ellos se encuentra nuestro país. La compañía admitió haber recogido información privada de sus usuarios en redes WiFi no protegidas, nada más y nada menos que desde el año 2007.
Por su parte Friedberg escribe en sus conclusiones: «Gslite es un programa ejecutable que captura, analiza y escribe los datos en el disco (…). En particular, analiza todos los datos de encabezado de la trama y lo asocia con sus coordenadas GPS para facilitar el almacenamiento y el uso en la cartografía de lugares en la red. Los datos de la estructura corporal pasan a través de la memoria y se escriben en el disco, sin analizar si el marco se envía a través de una red inalámbrica sin cifrar, y se descarta si el marco se envía a través de una red encriptada».
Privacy International considera en cambio que Google tiene la intención de interceptar y registrar sistemáticamente el contenido de las comunicaciones y, por tanto, sitúa a la compañía en riesgo de persecución penal. La compañía ha salido a la palestra, asegurando que este tema fue un error y que siguen colaborando con las autoridades para dar respuesta a sus dudas.