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Viernes, 22 Noviembre 2024

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Y tú…¿qué excusa empleas para procrastinar?

«No me apetece empezar», «Creo que voy a volver a revisar mi correo electrónico», «Esto no puedo hacerlo yo solo» ¿Os suenan algunas de estas frases? Básicamente lo que hacemos cuando nos las planteamos es procrastinar.

En este artículo os mostramos algunas de las excusas que más frecuentemente utilizamos para evitar comenzar, por qué las empleamos y lo más importante: qué podemos hacer para dejar de plantearnos excusas que lo único que hacen es alejarnos de lo esencial.

1. «Realmente no necesito hacerlo ahora»

Probablemente esta sea la excusa que más utilizamos a la hora de procrastinar. Es una excusa seductora, porque nos convencemos a  nosotros mismos de que esa tarea que está esperando no es lo suficientemente urgente como para ejecutarla inmediatamente. Lo peor de todo es que siendo verdad, nos arriesgamos conscientemente a atrasarla aunque finalmente sabemos que nos entrarán las prisas de última hora.

Cuando nos planteamos a nosotros mismos esta excusa, lo que realmente estamos diciendo es: «No quiero hacer esto, espero que de alguna forma finalmente no tenga que hacerlo o encontrar la motivación suficiente como para hacerlo más adelante». Cuando nos ponemos esta excusa, la mayoría de nosotros sabemos perfectamente que estamos procrastinando, esperando secretamente el momento en que no tengamos más remedio que hacerlo.

Otra frase clásica que podemos incluir en esta misma categoría es la siguiente: «Hay mucho tiempo, siempre puedo empezar mañana».

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2. «Luego lo hago»

¿Te suena familiar? Cuando tenemos  que acometer una tarea que no nos agrada especialmente, solemos decir, empezaré después de…

  1. Lavar los platos
  2. Ordenar mi escritorio
  3. Llamar por teléfono
  4. ….escriba aquí tu excusa.

Cuando hacemos esto, estamos procrastinando como auténticos profesionales. No queremos enfrentarnos a tareas complicadas y las sustituimos por otras mucho más agradables o sencillas con las que ocupar nuestra jornada laboral. Y de alguna forma, cuando terminado esa tarea sencilla, siempre encontramos otra igualmente sencilla para no afrontar la complicada.

3. «No es el momento apropiado»

Agosto, 40 grados a la sombra. Puede que este realmente no sea el mejor momento como para pensar en comprar el equipamiento de esquí para la próxima temporada. Sin embargo, la mayoría de las veces en que nos decimos a nosotros mismos «no es el momento», estamos buscando una excusa que en realidad se traduce en: «ahora no es el momento y nunca va a ser el momento adecuado».

Este tipo de excusa intenta ocultar un argumento «racional» para no comenzar a luchar por nuestros objetivos, perseguir nuestros sueños o, simplemente enfrentarnos a un proyecto. Si de verdad estamos motivados, siempre es el momento adecuado. Tal y como solía afirmar el escritor ruso Iván Turgénev, «Si nos pasamos la vida esperando el momento adecuado para cada cosa, nunca empezaremos ninguna».

 


4. «No es tan importante»

Este tipo de excusa oculta en realidad un problema de visualización. Demasiado a menudo, empezamos un proyecto que realmente creemos que nos ilusiona, por el que merece la pena luchar, para pasados unos días dejarlo apartado diciendo «Bueno, realmente no era tan importante».

Normalmente solemos adoptar esta actitud cuando comenzamos a enfrentarnos a las primeras y lógicas dificultades que encierra cualquier proyecto. Quizás tenemos miedo a no ser capaces de hacerlo bien, o simplemente nos «entra la pereza». En estos casos procrastinamos y nos convencemos de que quizás estábamos equivocados cuando decidimos comenzar.

5. «No sé por dónde empezar»

A veces cuando nos tenemos que enfrentar a un proyecto complejo, realmente podemos tener una sensación legítima de no saber por dónde empezar. En ocasiones no tenemos la información suficiente como para acometer el proyecto y en otras estamos convencidos que nuestros conocimientos y habilidades se quedan muy lejos de lo que se nos está pidiendo.

Esto que en ocasiones puede pasar, en otras se vuelve en una excusa barata para no empezar. En nuestro interior sabemos que seríamos capaces de llevar a cabo en proyecto si realmente quisiéramos hacerlo, pero nos parece tan abrumador todo lo que hay que hacer que lo posponemos una y otra vez. No nos damos cuenta de que en realidad lo único que tenemos que hacer es dar el primer paso.

6. «Surgió un imprevisto»

Nadie lo puede negar. Los imprevistos están a la orden del dia. Llamadas de teléfono, reuniones urgentes, proyectos que se cancelan, otros que surgen…etc.

En este sentido, un imprevisto puede parecer una excusa legítima para no acometer una tarea importante pero, por otro lado, también podemos utilizarlo como vía de escape para no tener que enfrentarnos a esa tarea que tanto nos incomoda.

7. «Ahora mismo, tengo muchas cosas que hacer»

Esta es una de las excusas más tramposas y difíciles de evitar a las que nos podemos enfrentar. Es tramposa porque realmente estamos ocupados con mil cosas, de modo que en teoría no podemos comenzar esa tarea tediosa que no nos apetece nada comenzar.

El problema es que de forma consciente no priorizamos bien nuestras tareas, y hacemos lo posible por ocuparnos con decenas de otras tareas menos relevantes antes de enfrentarnos a las realmente importantes.

La consecuencia directa de este planteamiento vital es que los proyectos que más nos hacen ilusión los acabamos archivando en una carpeta imaginaria «Algún día», sabiendo perfectamente que lo más probable es que ese día nunca llegue.

Las que hemos expuesto hasta ahora son sólo algunas de las excusas más comunes que nos podemos plantear en nuestro día a día, pero en realidad hay cientos de ellas que nos pueden impedir hacer lo que tenemos que hacer. ¿Cuáles son las vuestras?


 

 

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