La seguridad de nuestros bienes es una fuente de preocupaciones que la tecnología puede ayudar a minimizar. Las cámaras de videovigilancia como la SMC WIPCAM-PZ son capaces de monitorizar el vídeo y el audio en ubicaciones remotas, de forma que siempre podemos acceder a ellas.
Presentamos, en este área, una cámara de vigilancia con todo lo necesario para monitorizar un espacio amplio remotamente gracias a la funcionalidad «Pan and Tilt» y a la presencia de LEDs para visión nocturna.
Dejando de lado los aspectos legales sobre este tipo de prácticas (sobre todo en el caso de personas), la utilidad de una cámara IP es extraordinaria. Y más cuando se trata de un modelo tan completo como el aquí analizado de SMC.
Los motores integrados permiten realizar barridos que en la práctica hacen posible cubrir casi toda la periferia de la cámara. Si está instalada en un techo o una pared en una estancia no demasiado grande, con una única cámara se puede cubrir toda una habitación de tamaño medio sin problemas.
Es conveniente aclarar que para ello es preciso programar barridos secuenciales de modo que el movimiento no sea ni muy lento ni muy rápido. Una velocidad lenta haría que se quedaran puntos sin vigilar adecuadamente, y muy rápido ocasionaría que las imágenes y los vídeos no tuviesen el grado de detalle necesario para hacer una auditoría de seguridad en caso de que ocurriese algún incidente.
Además del vídeo también se registra el audio, con la posibilidad de enviar sonido en forma de alarmas o avisos tanto de forma manual como programada ante algún suceso como la detección de movimiento o la activación del puerto GPIO si estuviera conectado a algún tipo de sensor compatible.
Además, hay ocho posiciones que se pueden almacenar de modo que cuando se seleccionan, la cámara se mueve rápidamente hasta dichas localizaciones sin hacer un recorrido secuencial. De este modo, es más fácil llevar un control preciso del estado de una habitación u oficina, o una casa de modo que las posiciones programadas apunten a ventanas, puertas, enchufes u otros puntos de interés.
La conexión se realiza mediante cable o WiFi, aunque ante la ausencia de compatibilidad con PoE lo más recomendable es instalar la cámara cerca de una toma de corriente, o usar un alargador. La conexión mediante cable es más robusta, pero mediante WiFi es posible instalarla en ubicaciones complicadas, sobre todo en el hogar o en oficinas mal cableadas.
La monitorización se puede realizar de tres maneras: mediante el software IP Camera Manager, mediante un navegador web accediendo directamente a la IP de la cámara o mediante un teléfono móvil gracias a la codificación 3GPP. El software IP Camera Manager es útil para configuraciones con varias cámaras instaladas donde haya que llevar un seguimiento de ellas de forma paralela, pero para escenarios donde sólo haya una o dos instalaciones, el navegador de internet permite llevar un seguimiento al minuto sin problemas y configurar todas las opciones de control incluyendo alertas de presencia, grabación de vídeo o creación de reglas de acuerdo con eventos externos.
La interfaz GPIO es útil para este tipo de aplicaciones donde se instalen sensores de movimiento, por ejemplo, de forma que la cámara reaccione apuntando al origen de la intrusión, grabando imágenes y vídeo y posteriormente incluso activando alarmas, o sistemas domóticos para cerrar ventanas o puertas. En la propia cámara se pueden grabar contenidos, aunque la conexión USB no está en absoluto protegida y cualquier intruso podría hacerse con la llave USB donde se estuviese grabando con facilidad.
La monitorización a través de un navegador compatible como Internet Explorer (con Active X), Safari o FireFox no tiene problemas y perrmite configurar todos los parámetros de un modo inmediato.
Los siete LEDs infrarrojos son perfectos para poder ver en la oscuridad total, de modo que no hagan falta luces encendidas para grabar eventos. Eso sí, la calidad es cuestionable y de lejos el alcance de los LEDs Ir no es el mismo que de cerca. Pero en cualquier caso es mejor tenerlos que no. Y aunque sólo sea por la posibilidad de crear alertas por detección de movimiento, ya merece la pena. Incluso se puede programar el encendido de las luces principales para así disponer de la calidad más adecuada.
En definitiva, una opción completa con un precio más razonable (unos 280 euros) que las soluciones profesionales pero dejando en el camino opciones como la compatibilidad PoE o la protección frente a inclemencias del tiempo.