A estas altura de la película, pocas o muy pocas personas no se han enterado que hace unas dos semanas que Google presentó en España su famoso servicio Street View. Estoy seguro de que todos los que lo habés probado, ya habréis comprobado cómo se ve vuestra casa, vuestro trabajo, o el parque en el que soléis pasar esas interminables tardes de domingo.
Street View, que es una función implementada en Google Maps, es desde mi punto de vista, un espectáculo visual. Y si bien es verdad que con Google Earth podíamos sobrevolar la ciudad a vista de pájaro, la nueva aplicación del gigante de Silicon Valley, nos permite vivirla como si estuviésemos en la misma calle, haciéndola de esta forma un poco más nuestra.
Sin embargo, y a pesar de los parabienes que le deseo a esta nueva concepción del espacio urbano, la aplicación dista de ser perfecta. Para empezar, la tasa de refresco no es demasiado alta, y a menos que tengamos una conexión de banda ancha con muchos megas, deberemos esperar algunos segundos hasta que se refresque la imagen.
Por otro lado, aún no queda demasiado claro si infringe o no, la LOPD. Muchas de las caras de las personas que salen en las fotos tomadas por Google, así como todas las matrículas reconocibles, han sido emborronadas, pero muchas otras personas aparecen perfectamente reconocibles, por lo que es de suponer que fueron fotografiadas sin su consentimiento.
Además, es curioso cómo hay calles muy céntricas de las ciudades en las que ya funciona este servicio (Madrid, Barcelona, Valencia y Sevilla) que dada su conflictividad (por ejemplo la calle montera de Madrid) no han sido fotografiadas.
De momento, todo lo que sabemos es que las fotos han sido tomadas durante el pasado verano. Habrá que esperar un tiempo para ver cuánto tarde Google en actualizarlas, pues sería un tanto extraño encontrarnos dentro de cinco o diez años con las mismas fotos de siempre.
