A la hora de elegir nos dejamos llevar demasiado por el atractivo que presenta el menor precio de los consumibles no originales, un hecho que a simple vista puede resultar claro e indubitado.

Sí, creemos que al comprarlos nos beneficiamos de un ahorro directo frente a los consumibles originales, pero la realidad es otra, ya que existen una serie de puntos o aspectos «ocultos» que normalmente no se tienen en cuenta al comprar este tipo de consumibles y que, obviamente, repercuten en el coste final que soportamos.

Con esto en mente creemos que es necesario hacer un pequeño resumen, en el que expondremos cinco grandes razones por las que vale la pena adquirir consumibles originales.

• Ofrecen una mayor calidad de impresión, y en todos los sentidos, garantizado que lo que imprimamos no sólo lucirá bien, sino que además tendrá una gran resistencia y durabilidad.
• Nos beneficiamos de un menor coste por página impresa al utilizar consumibles originales de gran tamaño, algo que no notaremos en el mismo instante de comprar el cartucho, pero sí a corto plazo.
• Con la utilización de consumibles originales nuestra impresora no correrá ningún tipo de riesgo, lo que supone que no nos expondremos a riesgos innecesarios de avería ni a una posible pérdida de la garantía de la misma.
• Los consumibles originales presentan menos gastos y costes de mantenimiento, ya que no sólo duran más, sino que además no se secan y necesitan recurrir menos al proceso de autolimpieza. Pero esto no es todo, ya que al usar consumibles originales podremos acceder al programa gratuito de reciclado del fabricante.
• Por último, pero no por ello menos importante, con los consumibles originales disfrutaremos de un aprovechamiento íntegro del cartucho sin perder calidad de impresión, algo que suele ocurrir en consumibles no originales cuando llegan a un 1/4 de su capacidad.

Podemos concluir que lo «barato» puede acabar saliendo muy caro, y en este artículo hemos querido dejarlo claro. Al comprar y utilizar consumibles no originales no sólo arriesgamos la vida útil de nuestra impresora, sino que realizamos una inversión que a corto plazo nos supondrá un coste todavía mayor y que, encima, afectará a la calidad de nuestras impresiones.