Visión de conjunto, resolución de problemas, acción rápida. Éstos son tres de los grandes beneficios que obtenemos si nos familiarizamos con una técnica conocida como «mind mapping» o creación de «mapas mentales».
Al utilizarlos, podemos comprender de un vistazo la estructura básica del asunto o proyecto en el que estamos trabajando, cómo cada parte se relaciona con las demás, y de qué forma encaja toda la información disponible. Es en definitiva, una «hoja de ruta» que nos ayuda a avanzar.
Popularizados en el ámbito corporativo por Tony Buzan, los mapas mentales suponen una revisión de la gestión tradicional de la toma de notas, ya que no sólo recogen toda la información relevante para ilustrar nuestro proyecto o «problema» en el que estamos trabajando. Gracias a su particular estructura, el mapa mental es en realidad una representación gráfica de nuestra trabajo o de lo que nos preocupa, enfatizando los puntos relevantes, y señalando cómo se interconectan entre sí creando una estructura de pensamiento «coherente».
Las principales ventajas de está técnica son las siguientes:
- Eficaz a la hora de resumir la información disponible.
- Consolida información que proviene de distintas fuentes de documentación.
- Nos permite producir un pensamiento coherente a la hora de afrontar problemas complejos.
- Presenta la información de forma que de un vistazo podemos comprender la estructura completa de aquello a lo que nos enfrentamos.
Además, el hecho de ser una representación gráfica de la información, nos permite refrescar nuestro conocimiento sobre un asunto muy rápidamente. Basta un vistazo para que los puntos esenciales que reflejamos con esta técnica nos lleven mentalmente a recuperar toda la información que ya poseemos sobre un determinado asunto, por lo que podemos afirmar que no sólo se trata de una técnica de organización sino también en igual orden de importancia, memotécnica.
Cómo aprender a dibujar mapas mentales en cinco minutos
1. Lo primero que tenemos que hacer es tomar una hoja en blanco y escribir en el centro de la misma el título de aquello que queremos desarrollar, investigar o que, simplemente nos preocupa. Por ejemplo podemos escribir «Gestión del tiempo». A continuación, rodeamos estas palabras con un círculo.
2. De este primer círculo principal, dibujaremos unas líneas que se expanden en varias direcciones y que dividen el temas, en varios subtemas principales. En este caso, los subtemas que hemos elegido son: «productividad personal», «ladrones de tiempo», «uso más efectivo del tiempo», «cálculo del tiempo» de la forma que ilustramos a continuación.
3. De la misma forma que hemos desarrollado estas primeras «cuatro ramas», podemos seguir desarrollando otras subrramas por cada uno de los conceptos iniciales, y seguir de esta forma sucesivamente hasta que creemos un mapa completo del proyecto con el que estamos trabajando. Un ejemplo, podría ser el siguiente: