Las principales empresas de e-commerce llevan años intentando poner fin al principal quebradero de cabeza de sus clientes: la conocida como «última milla», o lo que es lo mismo, la entrega física del pedido al cliente final. Para asegurar las entregas y por lo tanto, evitar frustraciones, se han puesto en marcha distintos métodos, que van desde establecer puntos de entrega «de confianza» en comercios a instalar grandes buzones como CityPaq en los que el mensajero deposita las mercancías adquiridas on-line.
Más original resulta la propuesta Koiki, una startup española que apuesta por la inclusión social, en un proyecto de servicio de entregas y recogidas a la carta, donde es el usuario y no la empresa de transportes quien elige dónde y cuándo quiere recibir la mercancía que desea.
Para conseguirlo apuesta por sus Koikis, personas que normalmente vivirán en el barrio del cliente y que serán los que se encarguen de realizar la última parte del recorrido de entrega, bien a pie, bien en bicicleta. Los koikis son en este sentido los que se encargan de recibir el envío del e-commerce para después, ponerse en contacto con el cliente y fijar una hora de entrega.
La viabilidad de Koiki ha quedado esta semana refrendada con la firma de una ronda de financiación de 900.000 euros, en la que han participado fondos de impacto Creas Desarrolla, Seed Capital Bizkaia y Ship2B junto a inversores particulares.
La empresa es una iniciativa del emprendedor Aitor Ojanguren, que gracias a esta inversión podrá impulsar la implantación del negocio en las principales capitales y ciudades de España con el objetivo de hacer más eficiente y sostenible los servicios domiciliarios de mensajería a la vez que emplean a personas provenientes de colectivos vulnerables.