El mundo de los wearables vive momentos turbulentos. Jawbone y Fitbit, dos de las empresas más conocidas en el mundo de las pulseras cuantificadoras (miden nuestros pasos, el sueño, etc.) llevan un mes más que movido, en distintas disputas ante los tribunales.
Jawbone asegura que Fitbit ha copiado sus patentes y para demostrarlo, ha presentado dos demandas en San Francisco en las que pide que se prohíba seguir vendiendo pulseras de Fitbit en los Estados Unidos. Además asegura que ha invertido más de 100 millones de dólares en investigación y desarrollo y que cuentan con cientos de patentes que han sido infringidas de una forma más o menos descarada. No obstante la acusación no se dirige tanto al desarrollo de la pulsera en sí mismo, como a la propia App que recoge e interpreta los resultados. Y es ahí donde surge la principal disputa. Para Jawbone, Fitbit ha infringido sus patentes sobre el desarrollo de una app capaz de interpretar los datos de una pulsera de wellness.
Y la cosa no queda ahí. AliphCom, empresa matriz de Jawbone, asegura que está dispuesta a llevar la disputa ante la Organización Internacional del Comercio, lo cual podría suponer un serio revés para Fitbit si finalmente los argumentos de Jawbone demuestran ser acertados. Tanto que la empresa podría verse obligada a cesar la venta de sus productos en un buen número de países.
Por supuesto, Fitbit ha negado cualquier tipo de plagio, asegurando que se defenderán apropiadamente en los tribunales. El momento no podía ser no obstante más inoportuno, ya que ahora mismo Fitbit está a punto de salir a Bolsa, preparando una IPO en la que ya se advierte que el principal problema es que «Fitbit se encuentra en un nicho de mercado altamente competitivo, en el que el principal riesgo es que la competencia se va a intensificar en el futuro».