Mañana, 8 de marzo, se celebra en todo el mundo el Día Internacional de la Mujer Trabajadora. Han pasado 101 años desde que en 1911 se celebrase por primera vez un acto en el que un millón de personas reclamaron en Dinamarca, Austria, Alemania y Suiza, el derecho de voto para la mujer, su derecho a ocupar cargos públicos, su derecho al trabajo, a la formación profesional y a la no discriminación laboral.
Más de un siglo de lucha y revindicacion que ha servido para que las mujeres hayan avanzado en el mundo laboral, que les ha permitido progresar en muchos frentes pero que desgraciadamente, todavía no les ha permitido alcanzar una igualdad real.
Es evidente que las condiciones de la mujer en la empresa del siglo XXI no son las que sufrieron las trabajadoras de la fábrica de camisas “Triangle Shirtwaist” de Nueva York (un trágico incidente en esa fábrica provocó la muerte de 146 trabajadoras en 1911)y tienen poco que ver con las que se encontraban en nuestro país recién estrenada la democracia, pero también lo es que hay muchos frentes en los que se debe avanzar, como por ejemplo la igualdad salarial.
Una brecha salarial que no mengua
Sin ir más lejos, la propia Unión Europea reconoció hace pocas fechas que la brecha salarial que todavía existe entre mujeres y hombres en el seno de la Union, es uno de los problemas serios a los que las sociedades occidentales tienen que dar respuesta.
Una brecha que según datos de Eurostat se sitúa en el conjunto de la UE en el 16,4% (15% en el caso español) y que para Viviane Redding, Comisaria de Justicia de la UE resultan inaceptables ya que “el principio de a igual trabajo, igual salario aparece recogido en los Tratados de la UE desde 1957 y ya es hora de que sea puesto en práctica en todas partes”.
Las cifras que esgrime la Unión son en todo caso, un tanto conservadoras para muchos expertos que en realidad aseguran que la brecha salarial es mayor. En España por ejemplo, según recoge el Instituto Nacional de Estadística en su informe “Mujeres y Hombres en España” estaríamos hablando realmente de una brecha salarial del 22% ya que mientras que el salario medio de los hombres es de 25.001 euros, el de las mujeres se queda en 19.502 euros.
Otros datos resultan igualmente reveladores. Si hablamos por ejemplo de ingresos menores o iguales al salario míninimo interprofesional (SMI) descubrimos que mientras el 15,2% de las mujeres se encuentran en esta situación, esta situación de carestía salarial afecta “únicamente” al 5,6% de sus compañeros masculinos. Como consecuencia de lo anterior, la tasa de riesgo de pobreza es mayor en el caso de las mujeres: 21,3 por ciento frente al 20,1 por ciento en el caso de los hombres.
El techo de cristal
Pero más allá de la brecha salarial, igualmente sangrantes resultan las trabas que una gran parte de las empresas ponen para que las mujeres puedan alcanzar puestos de alta dirección o gran responsabilidad.
Basta echar un vistazo a “La mujer directiva en España” informe de PriceWaterHouseCoopers que llama la atencion sobre el hecho de que la presencia de mujeres en los cargos de alta dirección no alcanza el 10%, a pesar que en 2010 el 60% de los titulados universitarios eran mujeres.
El informe señala que la dificultad para conciliar familia y trabajo, los patrones masculinos presentes en algunas empresas, los sistemas de promoción no siempre basados en la meritocracia y la menor visibilidad de las mujeres son «algunas de las piedras del camino que se están encontrando las mujeres que ocupan mandos medios».
La única nota positiva del informe es que refleja que si que se está dando una mejora en los cargos directivos funcionales, donde la presencia de la mujer se ha incrementado en los últimos años hasta llegar a un 30%.
Al hablar de esta situacion, Viviane Redding se refiere a un “techo de cristal que frena la carrera de las mujeres y resiste, sólido, impidiendo su progresión hasta la cima».
Para intentar romper este techo, la UE impulsó hace un año un acuerdo voluntario de buenas prácticas de modo que las empresas con el auspicio de la Unión, optaran por un reparto más igualitario entre mujeres y hombres.
El hecho de que desde entonces únicamente 24 empresas europeas hayan decidido sumarse a esta iniciativa ha molestado en la Comisión que incluso se propone obligar a los países miembros a introducir cuotas femeninas en cargos directivos.
El camino de la imposición no suele ser el ideal y de hecho Reading asegura que «en lo personal, siempre he dicho que no me gustan las cuotas” No obstante afirma que “si con ellas es posible alcanzar el objetivo que perseguimos, si esa es la vía, será la que utilizaremos».
Los datos que esgrime la Comisión están en consonancia con los que apuntan organizaciones de directivas como Womenalia, que señala que más de un 30% de las trabajadoras de nuestro país están convencidas de que en su empresa existe desigualdad de género.
El peso de la crisis
Visto lo anterior, no es de extrañar que el peso de la crisis económica que en España sufrimos desde hace demasiados años, se esté cebando precisamente con ellas.
Los distintos servicios regionales de empleo aseguran que mañana 8 de marzo, 2.358.834 mujeres estarán en el en paro, un 8,2 por ciento más que hace un año.
Y sin embargo, han demostrado ser fundamentales para amortiguar los peores efectos de la crisis. La Fundación Adecco lo deja claro en su “VI Informe del Perfil de la Mujer Trabajadora” en el que se concluye que esta situación ha obligado/animado a miles de mujeres a abandonar progresivamente las tareas domésticas para incorporarse al mercado laboral.
Asi, el documento indica que en 2009 fueron más de 100.000 amas de casa y en 2010, 170.000 más. El pasado 2011, hasta 195.500 amas de casa se sumaron a la búsqueda activa de empleo. Esto suma un total de casi medio millón de mujeres que han cambiado el trabajo doméstico por el laboral.
No obstante, las mujeres que se están incorporando al mercado laboral en demasiadas ocasiones no pueden acceder a las mismas condiciones que las de sus compañeros.
Lo evidencia el dato de que aunque este colectivo querría trabajar a tiempo completo,cerca de un millón de mujeres tienen un contrato a jornada parcial porque no encuentra otro tipo de contrato, mientras que sólo 181.700 lo hacen porque realmente no quieren un empleo a jornada completa.
En MuyPymes nos gustaría que cuando el año que viene volvamos a escribir un reportaje con motivo de la celebracion del Día Internacional de la Mujer Trabajadora, todos estos datos que hoy aportamos hayan evolucionado para mejor, y que podamos afirmar que algo está cambiando, que la mujer está conquistando el lugar que merece por derecho propio.