Más del 90 por ciento de las empresas madrileñas cree que aplicar políticas de conciliación de la vida familiar y laboral aporta mayores beneficios que costes y destacan que ayudan a mejorar la imagen de marca, como se desprende del estudio ‘Políticas de conciliación desde la perspectiva del empleador’.
El informe, realizado por la Consejería de Empleo, Mujer e Inmigración del Ejecutivo regional, en colaboración con la Universidad Complutense, revela que la mayor parte de las empresas aplican habitualmente medidas de conciliación.
Entre las medidas más recurrentes están abandonar el puesto de trabajo por emergencia familiar (96,45 por ciento), flexibilidad en días de permiso (93,7 por ciento), mantener las ventajas laborales después de un permiso largo (84,93 por ciento), distribución flexible de las vacaciones(92,89 por ciento) y excedencia para el cuidado de personas dependientes (73,21 por ciento).
Asimismo, las ventajas más valoradas que aportan las políticas de conciliación son la mejora de la imagen de marca (92,95 por ciento), la mejora del clima laboral (91,63 por ciento), la retención de talento (82,02 por ciento), la reducción del absentismo (74,34 por ciento) y el incremento de la productividad y del rendimiento de las personas (78,42 por ciento). Unas ventajas que, para la mayoría de empresas, compensan los costes de su puesta en marcha.
El estudio, por tanto, ha analizado la conciliación desde el punto de vista de las empresas, una perspectiva a la que muy pocas veces se recurre, como ha señalado Bote. Ello implica conocer qué medidas se llevan a cabo, analizar cuáles son los posibles costes económicos y organizativos de esas medidas y qué importancia dan las empresas de la región a dichos costes.
Para la realización del que, según Bote, es el estudio más exhaustivo realizado en España sobre conciliación desde el punto de vista del empresario, se ha encuestado a los directivos de Recursos Humanos de 228 empresas de más de 40 trabajadores de la Comunidad de Madrid.
A los directivos de Recursos Humanos de las empresas encuestadas se les han planteado una serie de cuestiones (accesibilidad a prácticas de conciliación, beneficios, costes, barreras y cultura empresarial) y se ha recabado información sobre el tamaño de la empresa, el sector de actividad al que pertenece, el porcentaje de mujeres en plantilla, el porcentaje de directivas, o el porcentaje de trabajadores temporales.
Bote ha explicado que este estudio ha servido para eliminar la sospecha de que los empresarios aplican las medidas de conciliación sólo por cumplir la ley y mejorar su imagen de marca.
No obstante, el director general de Empleo ha querido hacer una «importante» reflexión, y es que una buena imagen de marca no sirve para nada si no se aumenta la productividad a largo plazo. En este sentido, ha argumentado que «si todas las empresas gastan más en conciliación pero no existe incremento de la productividad, la organización no tendrá ventajas a largo plazo».
Los costes de la conciliación
Pero no todo son beneficios para la empresa, ya que la puesta en marcha de medidas de conciliación acarrea costes económicos y organizativos, aunque conforme al estudio estos costes compensan a los empleadores.
De este modo, los principales costes son los relacionados con las políticas de permisos, excedencias y cuidado de dependientes, ya que estos permisos conllevan la contratación de otra persona, la formación del sustituto o la redistribución del trabajo entre los compañeros.
Por otro lado, el estudio ha querido ir más allá y analizar las barreras que limitan la aplicación por parte de las empresas de medidas de conciliación, ya que hay determinados sectores que debido a su actividad o a sus horarios tienen mayores dificultades a la hora de poner en marcha ciertas políticas.
Así, como ha señalado Bote, más del 50 por ciento de las empresas manifestó que su actividad les dificulta la adopción de determinadas medidas de conciliación. En contra, aproximadamente el 30 por ciento aseguró no tener problemas en este sentido.
De este modo, entre los sectores con más problemas a causa de la actividad que desarrollan se hallan las consultorías, el sector inmobiliario o el sector servicios en general. En el lado opuesto se encuentran, entre otros, el sector farmacéutico, la enseñanza o la banca y las finanzas.